Se han reportado crías de estos felinos durante todo el año pero, en México, es en el verano cuando se tiene noticias del mayor número de camadas, conformadas desde uno hasta cinco cachorros. Las crías viven con su progenitora hasta alcanzar un año de edad; pasado este periodo los cachorros son expulsados por su madre de su territorio y empiezan una vida errante que, en el caso de los machos jóvenes, se convierte en una prueba difícil, pues para establecerse en un área y crear su radio de acción es necesario que desplacen a otro macho adulto. Son muy variables las necesidades de espacio (ámbito hogareño) que requiere el gato montés para sobrevivir. Los estudios efectuados difieren en los valores reportados que van desde 200 hasta más de 30 mil hectáreas, dependiendo de la disponibilidad de hábitat, presas y otros factores. En el estudio que llevamos a cabo en Tamaulipas encontramos tamaños de ámbito de hogar de mil a 2 mil hectáreas en promedio. Entre los seis tipos de felinos que habitan en México —jaguar, jaguarundi, ocelote, margay, puma y gato montés— a este último se le considera el menos amenazado. Todavía es posible cazarlo con un permiso especial y aunque en algún tiempo su piel tuvo valor comercial, debido a las condiciones climáticas de nuestro país, no resulta del todo apropiada para la peletería. En realidad ocurre que se le caza en cuanto se le descubre, en la creencia errónea de que representa una amenaza para los animales domésticos. Sin embargo, los daños que este felino pudiera causar al ganado son muy esporádicos.
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